martes, 25 de mayo de 2010

Neones


De la vida me acuerdo, pero dónde está.
 Jaime Gil de Biedma

Esta luz; esta luz no es la nuestra. Esta luz ni blanca, ni azul, ni nada. Esta luz que no huele, sin eco de hogueras a medianoche, ni cascabeles amarillos de arroyo joven. Esta luz de carnicería de pueblo a media tarde, esta luz de autobús nocturno, de gasolinera 24/7. Estos tubos de luz que no tienen la hombría de fundirse cada tantas horas; que se mueren durante días incontables, tísica tos de gas que agoniza, pero algo queda, deja, no la cambies aún, que tira otra semana. Esta luz; esta luz tan poco sol, que pringa el aluminio de luna falsa y se goza en los tajos del tiempo, en la piel de estepa del lunes por la mañana. Esta luz, tan lejos de Sorolla. Esta luz de los hospitales, de las consultas sin ventanas. Esta luz que no sabe del mar, esta luz no es la nuestra.
      Otra teníamos, hermanos de sangre y garra, que ignoraba cortinas, muros, y las leyes de Kepler; de noche lucía con más rabia. Sé que la teníamos, y claro que estaba en los lugares habituales: la arena de playas sin Septiembre, la discutible poesía del rock patrio, la tensa espera en los templos de hierro de la Renfe. Pero a veces vacilaba también en el contorno de un hombro, mojaba las sábanas, o arropaba, tenue, cuellos y otras curvas donde romperse los dedos.   

  
      Y creo que me acuerdo de la carrera entre los árboles, y la luz bailando siempre dos pasos por delante; por buscarla y tenerla en la boca sé que fuimos lobos, cuando invierno era sólo una palabra. Y sé que hubo un bosque. Sé que hubo cacería, y corrimos tras las corzas de ojos planetarios: sangre en la nieve y música de huesecillos crujiendo, muy hondo en el pecho. Sí, en el galope el aire quemaba como absenta, reventaba alvéolos, y temblaba como una veleta ese zarcillo rojo que algunas, compasivas, llamaron corazón.
      Esa otra luz la tenemos aún, creo, y la guardamos con celo en lugares bien insólitos. En un recodo de la retina, debajo de la lengua, entre la uña y la piel. En el perfume punzantemente familiar de una desconocida en el bus. Entre dos teclas del piano, re 3, y mi bemol. En la bandeja de entrada del Hotmail. Donde sea, pero aún la tenemos. Por eso cuando andamos bajo las farolas, cuando nos sentamos en las aulas y soportamos este aborto de la ciencia, esta parodia sin brillo, este limo color de rutina, pensamos: esta luz. Esta luz no es la nuestra.
      ¿A vosotros no os pasa nunca?

12 comentarios:

  1. He intentado también enfadarme con tu texto. Y no hay manera

    Es un gesto pobre por mi parte decir que me faltan palabras. Pero comprende que, las buenas, te las has llevado tú todas.

    ResponderEliminar
  2. Supongo que sería mejor al revés, pero me lo tomo como un halago. De todos modos, vista la alfuencia de público, saber que alguien lo lee ya es mucho, así que gracias.

    ResponderEliminar
  3. http://www.youtube.com/watch?v=90sKOl8xdC0

    ResponderEliminar
  4. Estaban también la aciaga luz del lóbrego cuarto de castigos, la débil e insana iluminación del calabozo en el cuerpo de guardia, el haz insuficiente de las lecturas imposibles...

    Un precioso post, amigo Riesgo. Un placer saber de ti.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  5. Buen Blog! DEMONIOS!

    verás mi culo peludo de mapache más a menudo.

    ResponderEliminar
  6. Gracias a los tres; a ver si me animo a actualizar, que ha sido acabar el curso y perder las ganas de hacer nada xD

    ResponderEliminar
  7. Sidi returns.

    Si, yo sigo tu blog desde las sombras, y cada vez que leo tus jodidas creaciones me parece estar rememorando un lenguaje neogongorico muy logrado xD; me encanta !!!

    Sigue escribiendo asi, a lo mejor no dependes del triunfo de Edhellen y si puedas vivir de las letras XDDD

    ResponderEliminar
  8. sos un puercaso!!
    fijate vos concha con pelo de pene en la cara!
    no me esperaba tan lindos y retorcidos cosos (y cosacos, que son aquellos cercanos rusos, o cosos metidos en sacos)
    cada vez que algún puloticucho se expresa con frases del tipo " y prometo que todos vosotros y vosotras" a cervantes se le hace otro pliege en el arreglo ese tan típico de su época que llevaba en su largo y leído cuello

    ResponderEliminar